jueves, 20 de septiembre de 2018

Orange Is the New Black T6. ¿Empieza la despedida?

La sexta temporada nos devuelve a Litchfield tras el motín que protagonizaron las presas en la temporada anterior con todas sus consecuencias: traslados al módulo de máxima seguridad, enfrentamientos con la justicia y ajustes de cuentas. Del naranja al caqui o al azul.


Movistar Series estrenó la sexta temporada completa de Orange Is the New Black el pasado 28 de julio; una fecha en la que para las que vivimos en el horno madrileño, las paredes y suelos de Litchfield se convierten en una opción interesante. La temporada recoge las consecuencias del motín
que colocó a algunas de las presas (Alex, Red, Frieda, Taystee, Suzanne, María, Daya o Gloria) en una situación bastante complicada y cierra con Piper ante una circunstancia imprevista e irreversible, aparentemente. ¿Nos empiezan a decir adiós?


Dos nuevas antagonistas



Afirma Mary Beard en su ensayo Mujeres y Poder que desde Grecia y Roma la interpretación del poder tiene fisionomía y gestualidad masculinas, y que no hemos tenido ningún modelo de mujer poderosa que esquivara estos requisitos. Jenji Kohan, guionista y productora de OITNB, suma desde la primera temporada varios perfiles de féminas crueles, autoritarias y temibles con una significativa cuota de poder y un número nada despreciable de apoyos. 

Si en la segunda temporada el personaje de Vee (Lorraine Toussaint) ponía contra las cuerda a Red y su familia, en la sexta dos nuevas antagonistas, en este caso de Frieda, las hermanas Carol y Barb, consiguen arrastrar a las presas de dos bloques a un enfrentamiento. Deseando asesinarse desde hace décadas, estos dos personajes se mueven entre la parodia y el sadismo, provocando sensaciones contradictorias: en un plano, la risa; en otro, cierta vergüenza ajena, y en el siguiente, repulsión.


Las hermanas, jefas absolutas en máxima seguridad, aparecen con la temporada ya avanzada. La coralidad sigue marcando la pauta, con sus tradicionales flashbacks para poder empatizar o confrontar los personajes: se dejan en suspenso algunos como Boo, Angie, o Maritza, pero seguimos la trayectoria de las presas del motín e incluso, a Aleida fuera de prisión. Y esto es un ejercicio admirable pero el resultado me deja con la sensación de que no se ha desarrollado lo suficiente la que es una de las tramas más importantes, la que protagoniza Taystee. El racismo institucional, que se ha abordado en anteriores etapas, coge fuerza con la presencia del grupo Black Lives Matter y pese a ocupar minutos en los últimos episodios queda desdibujada.  


Los guionistas sí que dan en la diana con otra clave política: la política migratoria de Estados Unidos. El tema se trata sutilmente, como algo secundario, para terminar explotando de forma sigilosa al final.

Nueva temporada en marcha



La serie vuelve a dejarnos secuencias sorprendentes como la que arranca el primer episodio: una sucesión de metáforas sobre los momentos posteriores al motín.


Pero como adelantaba al comienzo de esta entrada, la temporada cierra con una circunstancia que podría indicar su final y que está relacionada con su protagonista (que dentro de la coralidad de la serie, existe), Piper. Y sería una buena ocasión teniendo en cuenta que algunas de las historias se acercan a un peligroso punto muerto, porque una vez cerradas las consecuencias del motín, el día a día en la prisión puede terminar desdibujando unos personajes que son el principal motor de la serie.



Una séptima temporada ha sido confirmada. Su estreno está previsto para el próximo verano y el futuro de la serie es todavía una incógnita. ¿Estaremos ante la temporada final?


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