'True Detective 2' podría coronarse como la serie más vilipendiada de lo que llevamos de año. El fenómeno mediático que desató la primera temporada colocó a la serie al frente de numerosas quinielas de premios, y generó enormes expectativas para la segunda entrega. Y aquellos que buscaban historias similares a la del The Yellow King se encontraron con un relato más convencional de cine negro.
Y la burbuja de éxito que había envuelto a la segunda temporada antes de su estreno no solo no se fue desinflando poco a poco sino que, más bien, explotó en el tercer capítulo con un aluvión de críticas desmesuradas.
Por segunda vez, Nic Pizzolatto, productor y creador de la serie, ha apostado por una cabecera hipnótica que guarda un estilo ya reconocible aunque con más psicodelia y el tema Nevermind de Leonard Cohen. Matthew McConaughey y Woody Harrelson se han unido a la producción ejecutiva de una ficción bien construida sobre un caso de corrupción en una ciudad artificial. Porque no voy a ocultar que el resultado de la segunda temporada de 'True Detective' me ha gustado y me ha parecido una temporada más que correcta aunque no sea tan impactante como la primera y su tono sea mucho más depresivo: Pain is inexhaustible (el dolor es inagotable), declara uno de los personajes.
¿Son justas las críticas que ha recibido? Voy a comentar algunas que me han sorprendido especialmente:
- Un guión confuso. ¿No lo fue también el de la primera temporada? Las pistas que dejaban los asesinatos rituales, las reflexiones de Rust Cohle...Los episodios eran densos, no aptos para noches con sueño acumulado. Bromas a un lado, si algo tienen en común ambas temporadas es precisamente un guión enrevesado, que en el caso de la segunda temporada, al tratarse de una historia centrada en el soborno y la corrupción, parece menos difusa.
- Argumento poco original. El paisaje es más reconocible en la segunda temporada que en la primera: una historia de cine negro, con políticos y policía corrupta frente a un grupo que se esconde detrás de un supuesto cabecilla con el rostro lleno de cicatrices, dedicado a violar y a asesinar niños. Es cierto también que las metáforas están más presentes en la primera temporada, lo que le proporcionan una mayor originalidad. Pero que la segunda se mueva dentro de unos parámetros más reconocibles no le hace perder giros de guión impredecibles ni la convierte en una ficción vista antes.
- Personajes inadecuados. Del dúo Rust Cohle (Matthew McConaughey) y Marty Hart (Woody Harrelson) al equipo compuesto por Ray Velcoro (Colin Farrell), Ani Bezzerides (Rachel McAdams) y Paul Woodrugh (Taylor Kitsch) junto al mafioso Frank Semyon (Vince Vaughn). Los personajes de esta cuarta temporada son menos seductores y mucho más melancólicos que en la primera. Sus vidas personales, marcadas por distintas formas de dolor y carencias, se despliegan durante más minutos y, desde luego, no tiene cabida ningún tipo de humor. Personalmente, me han gustado mucho las interpretaciones de Rachel McAdams y Vince Vaughn, un actor al que tenía encasillado en películas de humor.Y no sólo su interpretación: también la construcción de su personaje: un delincuente de semblante serio, respetuoso a su manera y con algunas dificultades sociales, nada que ver con un Tony Soprano o un Nucky Thompson. ¿Y qué decir de los personajes de Jordan Semyon (Kelly Reilly) o Elliot Bezzerides (David Morse), secundarios tan perturbadores que podrían ocultar un doble juego hasta el final?
A diferencia de su predecesora, la segunda temporada de 'True Detective' no encabezará las listas de las mejores series de 2015, pero esto no la convierte en una mala producción como el exceso de crítica parece hacer creer. Es bastante correcta y mantiene ciertas señas de identidad de Nic Pizzolatto: unas cabeceras de oro, ciertos interrogantes en el aire y el amargo mensaje final de que plantar cara a los grupos de poder siempre tiene un coste muy elevado.
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