Desde el 16 de octubre la sala de operaciones de 'The Knick' abre sus puertas en Canal+Series para dar paso a diez nuevos episodios.
¡¡¡Mis ojos, mis ojos!!!
(Sí, esta entrada contiene SPOILERS)
Explícita en todos los aspectos, no solo en lo que concierne al día a día del Knickerbocker Hospital, la serie es una ventana a una época de cambios o, al menos, aspiraciones de ellos. Y como con todo cambio, lo que precede es el choque: racial, de género, de clases.
El primer episodio de la segunda temporada, Diez nudos, nos sitúa en el año 1901 y no decepciona: nos devuelve la evolución de la adicción del Dr. Thackery, la tensión constante del Dr. Edwards para demostrar su profesionalidad, la lucha de Cornelia Robertson, ya casada, por conseguir su propio espacio fuera de los corsés de la época que la reducen a esposa y futura madre, y la nueva vida de la hermana Harriet. Todo ello con la construcción del nuevo Knick en marcha mientras Herman Barrow, el gerente del hospital, busca su propio provecho, y vemos una mayor importancia de personajes como Henry Robertson, el hermano de Cornelia, implicado en ejercer el papel de mecenas del hospital en nombre de su padre.
Como ya ocurriera en la primera entrega, la perturbadora música del compositor Cliff Martínez sigue incrementando la evidente tensión de una Nueva York en ebullición en la que confluyen el final y el inicio de dos épocas. La fotografía en Diez nudos sorprende buscando el contraste entre los característicos tonos fríos de sus escenas con imágenes saturadas de tonos cálidos, y sigue respaldando una composición realmente original.
I want to make history decía en el segundo tráiler lanzado por Cinemax el Dr. Thackery; una aspiración realmente alta con apariencia de cumplirse.
I want to make history decía en el segundo tráiler lanzado por Cinemax el Dr. Thackery; una aspiración realmente alta con apariencia de cumplirse.
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