‘Silicon Valley’: la nueva comedia de HBO

Entre chistes sobre el éxito de ciertas aplicaciones eróticas, el uso obsesivo de la geolocalización y ofertas millonarias se desenvuelve ‘Silicon Valley’, la nueva comedia de HBO.

“Quizás seamos los vikingos de nuestro tiempo” asegura en uno de los diálogos el programador informático Richard (Thomas Middelditch), creador del algoritmo que los puede lanzar a la fama y uno de los protagonistas de ‘Silicon Valle'.

Una frase con la que pretende empujar a sus amigos a la gran aventura de fundar su propia start-up y recordarnos a todos, queridas y queridos, que ésta es la era de los informáticos. O de los geeks, simplemente.

Al afortunado Richard le acompañan otros programadores como BigHead (Josh Brener), Gilfoyle (Martin Starr) y Dinesh (Kumail Nanjiani), y su socio y casero Erlich (T.J.Miller), antaño autor de otra gran fórmula adquirida por una empresa y convertido en millonario.

Programadores informáticos y millonarios excéntricos

‘Silicon Valley’ fue estrenada el pasado 6 de abril, el mismo día que comenzaba la cuarta temporada de 'Juego de Tronos', y se inspira en las experiencias del director de la serie, Mike Judge, que trabajó como ingeniero informático en los años ochenta. La primera temporada contará de ocho episodios, y en alguno de ellos veremos a celebridades reales del mundo tecnológico. 

Tenía curiosidad por ver cómo había planteado HBO esta comedia con aire de sitcom y porque, a priori, la línea argumental de la serie recuerda a ‘‘The Big Bang Theory’. Ambas producciones comparten los chistes y la parodia sobre su sector: del menosprecio a Wolowitz por no tener un doctorado y del grito de guerra de Sheldon "la geología no es una ciencia real" se pasa a las bromas sobre la arquitectura de sistema y de códigos y a la crítica al que no es experto en nada. Sin embargo, mientras que la serie de CBS se sustenta en las relaciones entre los protagonistas, en ‘Silicon Valley’ los diálogos se desarrollan principalmente en un entorno laboral ya sea en una gran corporación como en una incubadora (al menos en los dos primeros capítulos).
Además, en 'Silicon Valley' domina la parodia y, aunque comparte los gags surrealistas y cierto espíritu friki, permanece cierto espíritu crítico hacia esa burbuja en la que viven nuevos millonarios encantados de conocerse a sí mismos, que pese a preconizar el valor de una buena idea como puerta hacia el éxito, son inaccesibles salvo que suene la flauta. Los que vean el primer capítulo, sabrán por qué lo digo.